Washington D.C.-  La inflación en Estados Unidos registró un incremento significativo en junio, alcanzando un 2,7 % interanual, de acuerdo con datos publicados por el Buró de Estadísticas Laborales (BLS).

Esta cifra representa un aumento de tres décimas respecto a mayo, reflejando el impacto de los nuevos aranceles anunciados en abril por el presidente Donald Trump.

El índice de inflación subyacente —que excluye los precios volátiles de alimentos y energía— se situó en 2,9 %, en línea con las previsiones de los analistas.

Este dato sugiere una posible tendencia alcista que podría mantener la presión sobre los responsables de política monetaria.

En términos mensuales, el índice general de precios al consumidor (IPC) subió 0,3 % respecto a mayo, mientras que la inflación subyacente aumentó un 0,2 %.

Uno de los factores determinantes en el repunte mensual fue el índice de vivienda, que registró un alza del 0,2 %, manteniéndose como uno de los principales impulsores del IPC.

Implicaciones para la política monetaria

Este repunte inflacionario se produce en un contexto de alta atención sobre la política de la Reserva Federal (Fed), que mantiene su tasa de interés de referencia entre el 4,25 % y el 4,5 % desde diciembre de 2024.

Si bien el mercado había anticipado un posible recorte de tasas en la segunda mitad del año, la persistencia de presiones inflacionarias podría postergar ese escenario.

Los aranceles impuestos en abril como parte de la estrategia comercial del actual gobierno han comenzado a repercutir en los precios de productos importados, con efectos visibles en sectores clave como tecnología, maquinaria y ciertos bienes de consumo.

«El impacto de los aranceles ya está filtrándose a los precios al consumidor, lo que