Santo Domingo, R.D. – La industria turística de República Dominicana y México está experimentando un notable incremento de visitantes, favorecida por un trasvase de demanda internacional que tradicionalmente tenía como destino Europa o Estados Unidos.

Esta tendencia se ve impulsada por factores geopolíticos, económicos y de percepción social que están redefiniendo las preferencias de los viajeros norteamericanos y canadienses.

Según reportes recientes, una creciente parte del mercado estadounidense ha comenzado a evitar destinos europeos por temor al rechazo percibido hacia los turistas norteamericanos, motivado por el tono de la política exterior del expresidente Donald Trump y por las crecientes manifestaciones contra la saturación turística en ciudades como Barcelona, Ámsterdam o Venecia.

A este fenómeno se suma una mayor sensibilidad al precio por parte del turista promedio, que prefiere opciones con presupuestos cerrados como los paquetes “todo incluido”, ampliamente disponibles en destinos del Caribe como Punta Cana o Cancún.

Asimismo, las restricciones de viaje a Cuba impuestas por la administración Trump han contribuido a un redireccionamiento del turismo canadiense hacia esos mismos destinos.

Este fenómeno ha provocado, en corto tiempo, un cambio significativo en los flujos del turismo emisor canadiense, que ha abandonado parcialmente La Habana y Varadero para concentrarse en polos como Punta Cana y Cancún.

Además, según datos del medio especializado REPORTUR.mx, el turismo canadiense hacia Estados Unidos ha caído a niveles históricos. En abril, los viajes en automóvil desde Canadá a EE. UU. disminuyeron un 35%, y los vuelos un 20%, consolidando un boicot informal con caídas consecutivas desde febrero.

“Estamos asistiendo a una reconfiguración de las rutas turísticas en América del Norte. Factores políticos, sociales y económicos están empujando a miles de viajeros a optar por destinos más cercanos, más asequibles y, sobre todo, más hospitalarios”, apuntan analistas del sector.

Para los destinos del Caribe, esta situación representa una oportunidad estratégica para consolidar su posicionamiento y fortalecer su infraestructura turística en un contexto de cambios globales.