Washington D.C. — Un total de 13 empresas estadounidenses de sectores estratégicos han sido adquiridas por corporaciones o fondos de inversión chinos, consolidando la presencia de capital extranjero —en particular de origen chino— en áreas clave de la economía de Estados Unidos como la alimentación, la tecnología, la automoción y el mercado inmobiliario.
Entre las compañías adquiridas figuran nombres relevantes del ámbito agroalimentario, firmas tecnológicas emergentes con acceso a datos sensibles y desarrollos de inteligencia artificial, así como fabricantes de componentes para vehículos eléctricos y propiedades inmobiliarias en ciudades de alto valor estratégico.
Estas operaciones han generado creciente preocupación en el Congreso y en organismos de seguridad nacional, que ven en esta tendencia un posible riesgo para la autonomía industrial y la seguridad económica del país.
Algunos legisladores ya han solicitado audiencias para evaluar el alcance y la legalidad de estas transacciones, muchas de las cuales se han concretado a través de subsidiarias extranjeras o estructuras financieras complejas.
Expertos en comercio internacional y geopolítica advierten que estas adquisiciones reflejan no solo una estrategia de expansión económica, sino también una apuesta por el control de recursos tecnológicos, logísticos y productivos fuera de las fronteras chinas.
La Casa Blanca, por su parte, no ha emitido aún un comunicado oficial sobre estas operaciones, aunque fuentes internas aseguran que el Comité de Inversión Extranjera en Estados Unidos (CFIUS, por sus siglas en inglés) estaría revisando varios de estos casos.