Santo Domingo, R.D. — La expansión de zonas de conflicto a nivel mundial está generando una presión creciente sobre la industria aérea, afectando márgenes operativos y estructuras financieras, al tiempo que obliga a reconfigurar rutas, cancelar vuelos y asumir mayores riesgos en materia de seguridad.
Los principales ejecutivos del sector han encendido las alarmas ante un entorno geopolítico volátil que compromete la capacidad de planificación y pone a prueba la resiliencia del transporte aéreo internacional.
“Planificar vuelos en este entorno es extremadamente difícil… La industria aérea necesita previsibilidad, y su ausencia eleva los costos”, advirtió Guy Murray, responsable de seguridad en TUI Airline, uno de los mayores operadores turísticos de Europa.
Según fuentes del sector, la necesidad de rediseñar rutas a última hora para evitar sobrevolar zonas de conflicto está provocando desvíos significativos, incrementos en el consumo de combustible, mayor desgaste operativo y un efecto dominó en los cronogramas de vuelos y disponibilidad de flotas.
A ello se suman los crecientes costos en seguros, seguridad y personal.
Además, los conflictos armados y las tensiones regionales han restringido o cerrado corredores aéreos clave, obligando a compañías a operar rutas menos eficientes o a suspender servicios a mercados estratégicos.
Las aerolíneas señalan que la falta de coordinación internacional y de protocolos flexibles agrava aún más la situación.
En respuesta, algunas compañías están invirtiendo en tecnologías de gestión dinámica de rutas, mientras que otras apelan a una mayor colaboración con autoridades aeronáuticas y gobiernos para mejorar la anticipación de riesgos y la toma de decisiones en tiempo real.
Expertos en aviación advierten que, si bien la industria ha demostrado ser capaz de adaptarse a crisis globales, el aumento simultáneo de múltiples focos de tensión geopolítica representa un reto inédito en términos de planificación, rentabilidad y seguridad operacional.