Bruselas, Bélgica. — Los principales puertos del norte de Europa están experimentando niveles críticos de saturación debido al aumento en la llegada de mercancías procedentes de China, redirigidas desde Estados Unidos tras la reactivación de aranceles por parte de la administración del expresidente Donald Trump.

Así lo advirtió la consultora marítima internacional Braemar, que destaca que “las principales dársenas continentales sufren cada vez más saturación”.

La imposición de nuevos aranceles a productos chinos ha provocado un desvío masivo de exportaciones del gigante asiático hacia mercados europeos, especialmente a terminales clave como Rotterdam, Hamburgo y Amberes, que ahora reciben un volumen de carga significativamente mayor al habitual.

Este fenómeno ha generado cuellos de botella logísticos, con buques esperando días para ser descargados, un aumento en los costos operativos y una creciente presión sobre la infraestructura portuaria.

Las autoridades portuarias han comenzado a advertir sobre los posibles efectos en la cadena de suministro europea, especialmente en sectores como el tecnológico, automotriz y de bienes de consumo.

Desde Braemar señalan que esta situación “no es coyuntural, sino estructural”, y que la presión logística podría extenderse en los próximos meses si no se activan soluciones de redistribución de carga, ampliación de capacidad y cooperación interportuaria.

Analistas del comercio global subrayan que esta tendencia es otro reflejo de cómo los conflictos comerciales entre grandes potencias afectan de forma directa a los hubs logísticos europeos, en un contexto donde la resiliencia del transporte marítimo vuelve a ponerse a prueba.