Washington, D.C. – La Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) anunció cambios significativos en su propuesta de gravámenes portuarios para buques construidos y operados por China que arriben a puertos estadounidenses, medida que tendrá efectos inmediatos en la planificación operativa de las principales navieras chinas y actores internacionales que utilizan embarcaciones fabricadas en ese país.
Según la versión final publicada por la USTR, las tarifas se aplicarán según el tonelaje neto por itinerario hacia Estados Unidos, en lugar de por cada puerto individual de recalada, como estipulaba la propuesta inicial.
Este ajuste, que entrará en vigor en 180 días, busca mitigar riesgos de congestión portuaria y responde a las críticas del sector naviero, aunque mantiene un potencial disruptivo elevado para las flotas afectadas.
Entre las compañías más afectadas se encuentra Cosco Shipping y su filial OOCL, cuyos buques, en su mayoría de construcción china y gran capacidad, podrían enfrentar gravámenes superiores a los US$8 millones por recalada, según estimaciones del analista Lars Jensen.
La nueva normativa elimina el tope anterior de US$1 millón por buque, lo que aumenta significativamente la carga económica para estas navieras.
Como respuesta, se anticipa una reconfiguración de rutas y recaladas por parte de Cosco y otras compañías afectadas, que podrían optar por desviar parte de su capacidad hacia mercados alternativos.
Esto tendría un impacto directo en Ocean Alliance, la alianza marítima liderada por Cosco, que se vería obligada a ajustar su estrategia operativa para reducir su exposición a los nuevos aranceles.
Expertos del sector, como la firma de análisis Xeneta, advierten que aunque la modificación suaviza algunos efectos inmediatos, la medida aún representa una presión considerable sobre el comercio marítimo internacional, especialmente en un momento de creciente tensión comercial entre Washington y Beijing.