Bruselas. – Ese día marcará el fin de la tregua arancelaria entre Pekín y Washington, y el retorno de gravámenes del 145% a todos los productos procedentes de China, un aumento drástico respecto al actual 30%.
Esta escalada tarifaria amenaza con desestabilizar aún más las cadenas de suministro globales, en particular para las pequeñas y medianas empresas, muchas de ellas estadounidenses.
En el caso de la Unión Europea, la tensión es inminente. E
l presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha concedido un alivio arancelario temporal a los productos comunitarios, pero solo hasta el 9 de julio, cuando podrían volver a aplicarse aranceles del 50%.
El impacto ya es palpable en los principales puertos del norte de Europa, según el más reciente informe de la consultora marítima Drewry, publicado el pasado viernes. Puertos clave como Ámsterdam, Amberes y Bremerhaven enfrentan una congestión sin precedentes, con cifras alarmantes:
“Este recrudecimiento arancelario está ahogando las rutas comerciales más estratégicas de Europa. La congestión de puertos y el colapso logístico reflejan una crisis en escalada que exige respuestas coordinadas a nivel internacional”, advierte Drewry en su informe.
Los expertos temen que, de mantenerse o intensificarse estas políticas proteccionistas, el tráfico marítimo global sufrirá una disrupción estructural, elevando los costos logísticos, afectando a los consumidores y comprometiendo el abastecimiento de bienes esenciales.