Por: Dr. Ransis García Sabater
Recientemente, el gobierno de Donald Trump implementó una serie de aranceles (Impuestos al movimiento internacional de mercancías) a productos de origen chino, esto argumentando la necesidad de corregir desequilibrios comerciales y prácticas de propiedad intelectual. Sin embargo como consecuencia, estas medidas han desatado tensiones internacionales evidenciadas en las últimas semanas y prácticamente luego de que el presidente Trump asumiera el poder, las medidas han sido señaladas como una amenaza al sistema multilateral del comercio, desafiando principios fundamentales de la Organización Mundial del Comercio (OMC). China ha llevado el caso al Órgano de Solución de Diferencias (OSD) de la OMC, poniendo a prueba la estabilidad del comercio global.
Desde el inicio de su administración, Donald Trump apostó por una política comercial más agresiva, argumentando que China mantenía prácticas desleales que perjudicaban a la economía estadounidense. Ya en periodos anteriores se aplicaron aranceles a miles de millones de dólares en importaciones chinas, focalizándose en sectores estratégicos como tecnología, maquinaria y bienes de consumo. Las autoridades estadounidenses, representadas por organismos como la Oficina del Representante Comercial (USTR, por sus siglas en inglés), justificaron estas medidas como un intento de nivelar el campo de juego en las relaciones comerciales internacionales.
Nueva vez pero ahora de una manera más frontal, la administración de Donald Trump ha intensificado la guerra comercial con China mediante el aumento de aranceles a importaciones clave, lo que ha generado una fuerte respuesta por parte de Beijing y es que el 1ero. de febrero de 2025, el presidente Donald Trump firmó la Orden Ejecutiva 14195, estableciendo un arancel del 10% a todas las importaciones chinas, con efecto a partir del 4 de febrero. Esta medida fue seguida por un aumento adicional al 20% anunciado el 27 de febrero, en un intento por presionar a China en las negociaciones comerciales y reforzar la protección de sectores estratégicos de la economía estadounidense.
En respuesta, China impuso aranceles de entre el 10% y el 15% a productos clave de EE.UU., como el gas natural licuado, el petróleo, la maquinaria agrícola y el carbón. Además, Beijing incluyó a empresas estadounidenses como PVH Corp. e Illumina en su “Lista de Entidades No Confiables”, inició una investigación antimonopolio contra Google y anunció nuevas restricciones a la exportación de metales estratégicos, como el tungsteno, fundamentales para la producción de microchips y baterías.
La postura china ha sido contundente. En declaraciones recientes, Lin Jian, portavoz del Ministerio de Exteriores de China, afirmó que «China no tolera la hegemonía ni el acoso. Este cruce de represalias ha generado inquietud en los mercados globales. Analistas han advertido que, de continuar esta tendencia, la guerra comercial podría afectar la inflación, las inversiones extranjeras y las cadenas de suministro globales, aumentando el costo de bienes de consumo y reduciendo la estabilidad económica mundial.
Más allá del impacto inmediato en la economía, la comunidad internacional ha señalado que las acciones de EE.UU. violan el principio de la nación más favorecida (NMF), un pilar fundamental de la OMC. Este principio exige que cualquier concesión arancelaria otorgada a un país miembro debe extenderse a todos los demás miembros del organismo, lo que garantiza que el comercio internacional se rija por reglas equitativas y previsibles.
Los aranceles impuestos unilateralmente por Trump rompen con este principio, al aplicar restricciones comerciales exclusivamente contra China sin justificación bajo acuerdos multilaterales. Esta postura socava la legitimidad de la OMC como árbitro del comercio global y crea un precedente peligroso que podría llevar a una escalada de medidas proteccionistas en otras naciones.
Impacto en sectores clave y en el comercio global
Las medidas arancelarias han tenido un impacto significativo en diversas industrias, tanto en EE.UU. como a nivel global dentro de las cuales tenemos:
- Industria Tecnológica
- Sector Agrícola
- Efectos en mercados emergentes
Las medidas arancelarias de la administración Trump no solo han redefinido el comercio bilateral entre Estados Unidos y China, sino que también han puesto a prueba la resistencia del sistema multilateral del comercio. La imposición unilateral de aranceles viola principios fundamentales y debilita la credibilidad de la OMC sentando un precedente preocupante para el comercio internacional.
A mediano y largo plazo, esta crisis podría llevar a un cambio estructural en las cadenas de suministro globales y a una mayor regionalización del comercio, con bloques económicos estableciendo acuerdos preferenciales para sortear disputas comerciales. Mientras tanto, el mundo observa con preocupación cómo la guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo redefine las reglas del juego en el comercio internacional.