Santo Domingo, RD.- Este año, la primavera ha traído consigo importantes retos para el tráfico portuario de los principales puertos del norte de Europa, incluyendo Amberes-Brujas, Rotterdam y Bremerhaven.
En particular, las huelgas intermitentes, las faltas en la regularidad de los viajes y la congestión de los canales, como el Rin, han provocado dificultades en la cadena de suministro.
A ello se suma la reducción de los niveles de agua en los ríos, que está complicando aún más la cadencia de los tráficos. El 30 de abril, más de un centenar de buques esperaban su atraque en el puerto de Amberes, lo que resalta la gravedad de la situación.
Además, el mar Mediterráneo ha introducido cambios significativos que afectarán a las operaciones en sus aguas. Desde el 1 de mayo de 2025, el Mediterráneo ha sido designado como una Zona de Control de Emisiones de Azufre (ECA), lo que implica la reducción de las emisiones de azufre de los buques, conforme al Anexo VI del Convenio Marpol de la Organización Marítima Internacional (OMI).
El contenido máximo de azufre en el combustible de los buques ahora se limita al 0,1%, un umbral más estricto que el anterior límite del 0,5%. Esta nueva regulación afecta a las rutas marítimas que soportan el 20% del comercio marítimo global.
El impacto de esta normativa en la industria será notable, ya que las compañías navieras ya han comenzado a aplicar recargos adicionales en los fletes.
Por ejemplo, MSC y CMA CGM han implementado tasas adicionales que van desde los 10 hasta los 25 dólares por TEU en diversas rutas hacia y desde el Mediterráneo.
En cuanto a la construcción naval, la industria sigue en auge a pesar de las incertidumbres, como las tasas propuestas a los buques construidos en China.
Durante la semana 18, entre el 28 de abril y el 3 de mayo, se ordenó la construcción de 46 buques portacontenedores entre astilleros de China y Corea del Sur, destacando el contrato de SeaSpan con Cosco para 6 portacontenedores de 11,400 TEU.
Asimismo, en materia de seguridad, el gobierno danés ha propuesto una nueva ley que proporcionaría cobertura de seguro a su flota mercante, incluso en tiempos de guerra.
Esta medida busca proteger las operaciones marítimas danesas ante posibles conflictos, con una inversión inicial de 11 millones de dólares para activar un «Instituto de Seguro de Guerra».