UE.— La red de puertos del norte de Europa, pieza clave del comercio marítimo mundial, enfrenta actualmente una crisis de congestión sin precedentes.

Terminales estratégicos como Bremerhaven, Rotterdam y Amberes-Bruges están operando al límite de su capacidad, generando retrasos promedio de hasta seis días y afectando gravemente las cadenas de suministro internacionales.

De acuerdo con analistas del sector logístico, la situación actual responde a una combinación de factores estructurales, climáticos y laborales, que han confluido para formar una auténtica tormenta perfecta para el transporte marítimo europeo.

Los expertos advierten que las consecuencias podrían agravarse en las próximas semanas, justo cuando el calendario comercial internacional entra en uno de sus períodos más intensos, marcado por los envíos de temporada alta y la preparación de inventarios para el segundo semestre del año.

El resultado es una presión creciente sobre navieras, transportistas terrestres y operadores logísticos, quienes enfrentan mayores costos, incertidumbre en los tiempos de entrega y dificultades para reprogramar rutas o desviar carga hacia puertos alternativos.

Por el momento, las soluciones disponibles —como el desvío de carga hacia puertos secundarios o la implementación de servicios intermodales— siguen siendo limitadas y no logran compensar la magnitud del problema.

“Con márgenes operativos cada vez más estrechos, muchas empresas están comenzando a asumir sobrecostes que podrían trasladarse al consumidor final.”