Santo Domingo, RD – La República Dominicana atraviesa uno de los momentos más dolorosos de su historia reciente. La tragedia ocurrida en el Jet Set no solo ha dejado un saldo irreparable de muertos y heridos, sino que ha desgarrado el alma misma de una nación que hoy llora en unidad.
Este no es un hecho aislado. Es una herida abierta en el corazón colectivo del pueblo dominicano, la magnitud del suceso ha estremecido cada rincón de nuestra sociedad, sin distinción de clases ni sectores.
La tragedia del Jet Set ha tocado cada fibra: desde la clase artística hasta la política, pasando por el mundo deportivo, empresarial y ciudadano. Todos, absolutamente todos, hemos sido alcanzados por esta sombra.
El escenario de una noche de celebración se transformó en una pesadilla. Personas de todas las esferas de la vida nacional acudieron con entusiasmo a disfrutar del talento de un gran artista, un ícono de nuestra identidad, sin imaginar que sus nombres serían parte de una lista que ningún país quiere escribir: la de víctimas de una tragedia que pudo haberse evitado.
Hoy, en cada hogar dominicano hay una silla vacía, un amigo que no responde el teléfono, un nombre que no volverá a sonar con vida, todos conocemos a alguien: un familiar, un compañero, un vecino, un rostro que vimos sonreír y ahora lloramos desconsoladamente, esta tragedia ha borrado las líneas que nos separan y ha dibujado un mismo luto sobre todos nosotros.
Y más allá de nuestras fronteras, también se ha sentido el eco del dolor, la comunidad internacional, que conoció y admiró al gran artista que perdimos, ha levantado su voz en solidaridad. Países hermanos, figuras del espectáculo, líderes culturales y sociales han enviado sus condolencias y muestras de apoyo a la República Dominicana. Porque su arte no tenía fronteras, y su partida tampoco conoce límites geográficos.
Hoy la nación está de pie, pero con el corazón en el suelo. Estamos de duelo, pero más unidos que nunca, honramos la memoria de los que se fueron, abrazamos a quienes quedaron con cicatrices físicas y emocionales, y pedimos prevención para que nunca más una noche de alegría se convierta en un capítulo trágico de nuestra historia.
Decimos adiós a Rubby Pérez, Octavio Dotel, Tony Blanco, Nelsy Cruz, Martín Polanco, Christian Tejeda, Eduardo Grullón, Johanna Rodríguez de Grullón, Alexandra Grullón, Eduardo Guarionex Estrella, Eugenio Henríquez Disla, y a tantos otros cuyos nombres aún resuenan con fuerza en nuestros corazones. Sus vidas fueron ejemplo de entrega, pasión y compromiso con el arte, el deporte, la política, la moda, la gestión pública y el desarrollo del país. La tragedia del Jet Set nos los arrebató en un instante, pero su legado permanecerá imborrable en la memoria de un pueblo que hoy los honra con lágrimas, pero también con gratitud. Que su partida nos recuerde la fragilidad de la vida y la urgencia de cuidarnos como nación. Descansen en paz. Nunca los olvidaremos.