Washington D.C. – La economía de Estados Unidos atraviesa este año marcado por un crecimiento moderado y una inflación persistente, en medio de tensiones comerciales globales y ajustes de política monetaria por parte de la Reserva Federal.
Los expertos advierten que, si bien la economía muestra señales de resistencia, los desafíos estructurales podrían frenar su dinamismo.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se proyecta que el Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos crecerá un 1.6% en 2025, una desaceleración frente al crecimiento observado en años anteriores.
Otras fuentes, como el Conference Board, ofrecen una proyección más optimista del 2.3%, destacando la resiliencia del consumo interno y una mejora en las condiciones crediticias.
Pese a los esfuerzos de la Reserva Federal, la inflación continúa por encima de su meta del 2%. El índice PCE (gasto en consumo personal) subyacente se espera que cierre el año en torno al 2.5%, debido en gran parte a nuevos aranceles y costos de importación más altos.
Frente a este escenario, la Reserva Federal podría realizar hasta tres recortes de tasas de interés durante el año, con el fin de estimular la actividad económica sin agravar las presiones inflacionarias.
El mercado de trabajo mantiene cierta fortaleza, aunque se anticipa un leve enfriamiento. La tasa de desempleo se ubica en un 4.1% a inicios de 2025 y podría aumentar hasta 5.8% para finales de año, según proyecciones del sitio especializado Forecasts.org.
Estados Unidos enfrenta crecimiento y presión inflacionaria
