Nueva York.- La carrera por liderar el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) ha desatado una batalla sin precedentes entre los gigantes tecnológicos globales, con empresas como Meta, OpenAI, Microsoft y Google invirtiendo miles de millones de dólares no solo en infraestructura y algoritmos, sino también en atraer —y retener— a los mejores talentos del sector.
En medio de este escenario ultra competitivo, las principales compañías están recurriendo a estrategias agresivas de reclutamiento, que incluyen bonificaciones millonarias, condiciones laborales privilegiadas y —en algunos casos— el fichaje de ingenieros clave desde firmas rivales.
Uno de los movimientos más sonados del momento es el de Mark Zuckerberg, CEO de Meta, quien ha ofrecido bonos individuales de hasta 100 millones de dólares a empleados de OpenAI para sumarse a su visión de alcanzar la llamada «superinteligencia» —una IA que, hipotéticamente, superaría la capacidad cognitiva humana en todos los ámbitos.
Guerra por el talento de IA
La demanda por científicos de datos, ingenieros en aprendizaje profundo, expertos en modelos de lenguaje y líderes de laboratorio ha escalado a niveles históricos.
Según datos del sector, el salario base de un investigador senior en IA ya puede superar el millón de dólares anuales, sin contar acciones o incentivos por desempeño.
Empresas como Google DeepMind, Anthropic y Amazon AI también están aumentando sus inversiones en recursos humanos, conscientes de que el desarrollo de la próxima generación de IA —más segura, ética y poderosa— dependerá directamente de las mentes que la construyan.
“Estamos en un momento en que la ventaja competitiva no está solo en la infraestructura, sino en quién logra reunir el mejor equipo técnico”, comentó un analista de Silicon Valley citado por The Information.
Regresos dorados y “robo” de cerebros
Otro fenómeno emergente es el retorno de antiguos empleados que, tras dejar una empresa para unirse a un competidor, son recontratados con ofertas millonarias.
Estos movimientos han generado tensiones, especialmente en OpenAI, donde varios ingenieros de alto perfil han sido contactados por Meta, Google e incluso startups respaldadas por capital de riesgo.
La situación también ha provocado que las empresas implementen cláusulas más estrictas de no competencia y acuerdos de confidencialidad, aunque su aplicación legal varía según jurisdicción.
Hacia la superinteligencia
El objetivo final de muchos de estos esfuerzos es desarrollar modelos de inteligencia artificial general (AGI) o incluso superinteligencia artificial, capaces de razonar, aprender y resolver problemas de forma autónoma y más eficaz que cualquier ser humano.
Aunque la AGI aún es una meta lejana y rodeada de incertidumbre ética y técnica, la carrera por liderarla ya está en marcha, y su primer campo de batalla es el talento.