Silicon Valley, EE.UU. – En un giro poco habitual de franqueza empresarial, altos ejecutivos de Meta y Google admitieron, durante juicios antimonopolio en curso, que algunos de sus productos más emblemáticos podrían estar perdiendo vigencia y atractivo para los usuarios.
Entre las revelaciones más destacadas, se señaló que las personas ya no se agregan tanto entre sí en Facebook, lo que podría reflejar un cambio en los hábitos sociales y en la forma de interactuar digitalmente.
Asimismo, se reconoció que el iPhone podría no sentirse necesario en una década, una declaración sorprendente dado el rol central que el dispositivo ha jugado en la transformación del consumo tecnológico global.
Otro dato significativo es la disminución de las búsquedas en Google desde algunos de los smartphones más populares del mundo, lo que sugiere un posible cambio en las preferencias de los usuarios hacia otras plataformas o formas de acceder a la información.
Estas afirmaciones marcan un reconocimiento inusual por parte de los gigantes tecnológicos de que los pilares sobre los cuales construyeron sus imperios digitales podrían estar enfrentando una pérdida progresiva de relevancia.
Silicon Valley, cuna de la innovación global, ha vivido bajo una constante presión por descubrir “la próxima gran cosa”. Estas declaraciones reflejan una autoevaluación crítica de la vigencia de sus modelos actuales y el desafío permanente de adaptarse a una industria en evolución acelerada.
La carrera por la relevancia no se detiene, y las grandes tecnológicas lo saben. La sostenibilidad de su liderazgo dependerá de su capacidad para reinventarse antes de que sus productos se vuelvan obsoletos en un mercado que no perdona la inercia.