Nebaj, Quiché. – La producción de café en Guatemala, reconocida mundialmente por su calidad y sabor, atraviesa una de sus etapas más desafiantes. Los pequeños productores, especialmente en regiones de prestigio como Nebaj, Quiché, se enfrentan a múltiples amenazas que ponen en riesgo no solo su sustento, sino también el relevo generacional que mantiene viva esta tradición.
Durante décadas, el café ha sido el motor económico y social de muchas comunidades rurales. Sin embargo, en los últimos diez años, factores como los bajos precios internacionales, el cambio climático, la falta de apoyo institucional y la migración masiva de jóvenes han dificultado la sostenibilidad del cultivo.
Pedro Guzmán, un joven de 17 años originario de Nebaj, es uno de los tantos adolescentes que se debaten entre seguir los pasos de sus padres en el campo o buscar nuevas oportunidades en el extranjero.
“Yo preferiría tener un negocio porque la agricultura te salva la vida, te da de comer y todo eso, pero a veces necesitamos dinero también”, explica Pedro, quien actualmente administra una pequeña peluquería en su comunidad.
La Organización Internacional del Café sitúa a Guatemala entre los países más importantes de América Central en términos de exportación y calidad del grano, ocupando el décimo lugar a nivel mundial. No obstante, esa posición se ve amenazada si los pequeños caficultores no encuentran las condiciones necesarias para prosperar.
“Nos duele ver cómo muchos jóvenes se van. Mis primos ya están en Estados Unidos, tienen sus casas. Nosotros aquí vamos superando la situación poco a poco, pero al menos estamos en nuestro país”, agrega Pedro, reflejando una realidad que se repite en miles de hogares rurales.
El caso de Nebaj, con su microclima privilegiado y tradición cafetalera, es apenas una muestra del potencial desaprovechado. Sin políticas públicas adecuadas, inversión y proyectos que motiven a los jóvenes a quedarse y emprender en su tierra, el riesgo de perder generaciones enteras de productores es inminente.
Pequeños cafetaleros guatemaltecos enfrentan futuro incierto entre migración y falta de oportunidades
